Acaricié y besé cada centímetro de su piel como si quisiera memorizarlo de por vida. Él no tenía prisa y respondía al tacto de mis manos y mis labios con suaves gemidos que me guiaban. Luego me hizo tenderme sobre el lecho y cubrió mi cuerpo con el suyo hasta que sentí que cada poro me quemaba. Posé mis manos en su espalda y recorrí aquella línea milagrosa que marcaba su columna. Su mirada impenetrable me observaba a apenas unos centímetros de mi rostro.
El juego del ángel-Carlos Ruíz Zafón.

domingo, 29 de mayo de 2011

¿Verdad o mentira?

La verdad duele y asusta. La mentira no.
No, es cierto, no duele que te mientan. ¿Sabes que es lo que duele? Ese instante en el que descubres la verdad y te das cuenta de que te han mentido. Eso es lo que duele.
¿Entonces por qué es mejor la verdad?

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