Acaricié y besé cada centímetro de su piel como si quisiera memorizarlo de por vida. Él no tenía prisa y respondía al tacto de mis manos y mis labios con suaves gemidos que me guiaban. Luego me hizo tenderme sobre el lecho y cubrió mi cuerpo con el suyo hasta que sentí que cada poro me quemaba. Posé mis manos en su espalda y recorrí aquella línea milagrosa que marcaba su columna. Su mirada impenetrable me observaba a apenas unos centímetros de mi rostro.
El juego del ángel-Carlos Ruíz Zafón.

miércoles, 25 de mayo de 2011

He.

¿Cómo se puede querer tanto a una persona que conoces tan poco?

¿Una persona con la que hablas desde hace, digamos, medio año?
¿Cómo sólo esa persona puede tener el poder de hacerte feliz o infeliz, riendo de las cosas más tontas o llorando por cosas igual de tontas?
¿Cómo?
Si te digo la verdad, no entiendo cómo, ni por qué, pero doy gracias por haberla encontrado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario