El amor es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual que agudiza la sensibilidad y despierta el espíritu. Es una necesidad imprescindible para que la civilización siga existiendo, renovándose y conservando en nosotros lo mejor del ser humano.
Un mundo sin amor sería como un mundo sin deseos, sin ideales, un mundo de autómatas privados de lo que hace que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de uno mismo y mudarse en otro, en él o ella, modelados con la arcilla de nuestros sueños.
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