Acaricié y besé cada centímetro de su piel como si quisiera memorizarlo de por vida. Él no tenía prisa y respondía al tacto de mis manos y mis labios con suaves gemidos que me guiaban. Luego me hizo tenderme sobre el lecho y cubrió mi cuerpo con el suyo hasta que sentí que cada poro me quemaba. Posé mis manos en su espalda y recorrí aquella línea milagrosa que marcaba su columna. Su mirada impenetrable me observaba a apenas unos centímetros de mi rostro.
El juego del ángel-Carlos Ruíz Zafón.

lunes, 18 de julio de 2011

15 días.

15 días. 
Pocos para algunos, eternos para otros, sobretodo para mí. 15 días sin ti; el recuerdo de tus abrazos y tus besos grabados a fuego en mi mente, saliendo a relucir en todo momento. Tú te quedas allí, en casa, ¿te acordarás de mí? ¿Me echarás de menos? Espero que sí, pero no tengo modo de saberlo. 
Empiezo a pensar, en esta situación nada bueno, y mi cabeza crea montones de imágenes, todas malas, no quiero que ninguna suceda... pero es inevitable. Entonces te llamo, te cuento mis preocupaciones, y tú -sí, tú, ese ángel caído del cielo que por suerte se ha fijado en mí- te ríes y me dices: no seas boba cariño, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ¿cómo iba a hacerte daño, con lo que te quiero? 
Y mi corazón se salta dos latidos y mi mente por fin se relaja, ya que, ¿por qué iba a hacerme daño, si sé que me quiere?

1 comentario: